jueves, 20 de septiembre de 2018

Una de las pocas cosas que todavía echo de menos de mi infancia en el Medio Oeste es la extraña e ilusa convicción de que todo lo que me rodeaba existía solamente por mí. ¿Soy el único que tenía esa extraña impresión privada de niño, que todo lo que había fuera de mí existía únicamente en la medida en que me afectaba de alguna forma, que todas las cosas estaban de alguna forma, por medio de alguna actividad adulta soterrada, especialmente dispuestas en mi beneficio? ¿Alguien más se identifica con este recuerdo? El niño sale de una habitación y todo lo que había en ella, en cuanto el  niño ya no está ahí para verlo, se desvanece en un vacío de potencialidad, o bien (esa era mi teoría personal de niño) es sacado a rastras por adultos escondidos y almacenado hasta que la reaparición del niño en la habitación lo convoque todo de nuevo a entrar en servicio. ¿Estaba yo chiflado? Por supuesto, aquella convicción era radicalmente solipsista, y no poco paranoica. Además de la responsabilidad que confería: si el mundo entero desaparecía y reaparecía cada vez que yo parpadeaba, ¿qué pasaría si yo no abriera los ojos?

"Dejar de estar bastante alejado de todo" en Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer-David Foster Wallace.

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