sábado, 26 de septiembre de 2015

-¿Por qué no puedes volar ahora, mamá?
-Porque he crecido, mi bien. Cuando la gente crece, se olvida de volar.
-¿Por qué se olvida?
-Porque ya no es ni alegre ni inocente ni cruel. Sólo pueden volar los alegres, inocentes y despiadados.

Peter Pan -James Barrie.
-A menudo he notado su extraño temor por los cocodrilos-dijo Smee.
-Cocodrilos no-corrigió Garfio-.Sólo un cocodrilo.-Bajó la voz-. Mi brazo le gustó tanto, Smee, que desde entonces me ha seguido, de un mar al otro y de una tierra a la otra, relamiéndose los labios pensando en el resto de mí.
-En cierto modo es un cumplido-dijo Smee.

Peter Pan- James Barrie.
Tu n'savais pas pauvre de toi qu'il y a du Mr Hyde en moi.
Je n'savais pas pauvre de moi qu'il y a du Mrs Hyde en toi.
Hyde en toi aïe pour moi, Hyde en toi aïe pour moi.

Mr. Hyde-Phillip Chatel.
Ya estoy en la mitad de esta carretera,
tantas encrucijadas quedan detrás...
Ya está en el aire girando mi moneda
y que sea 

lo que  sea.

Todos los altibajos de la marea
todos los sarampiones que ya pasé...
Yo llevo tu sonrisa como bandera
y que sea lo que
sea.

Lo que tenga que ser, que sea
y lo que no, por algo será
No creo en la eternidad de las peleas
ni en las recetas de la felicidad.

Cuando pasen recibo mis primaveras
y la suerte esté echada a descansar,
yo miraré tu foto en mi billetera
y que sea 

lo que sea.

Y el que quiera creer, que crea
y el que no, su razón tendrá.
Yo suelto mi canción en la ventolera
y que la escuche quien la quiera escuchar.

Ya está en el aire girando mi moneda
y que sea 

lo que sea.

Sea-Jorge Drexler.

martes, 15 de septiembre de 2015

-Lord Darlington era muy buena persona. Un hombre de gran corazón. Y al menos él tuvo el privilegio de poder decir al final de su vida que se había equivocado. Fue un hombre valiente. Durante su vida siguió un camino, que resultó no ser el correcto, pero lo eligió. Y al menos eso pudo decirlo. Yo no puedo. Yo sólo confié. Confié en su instinto. Durante todos aquellos años en que le serví, tuve la certeza de estar haciendo algo de provecho. Pero ahora ni siquiera puedo decir que me equivoqué. Dígame, ¿cree usted que a eso puede llamársele dignidad?
-Oiga amigo, no sé muy bien a qué se está refiriendo. Pero si quiere que le diga lo que pienso, me parece que va por mal camino. Deje de pensar en el pasado, lo único que va a conseguir es deprimirse. (...) Disfrute, amigo. Es mucho mejor la noche que el día. Ya ha cumplido con su trabajo. Ahora relájese y disfrute. Eso es lo que pienso. Pregunte usted a cualquiera, y verá como le aconsejan lo mismo. La noche es mucho mejor que el día.

Los restos del día-Kazuo Ishiguro.
Avanzó unos pasos y empezó a soltarme lentamente el libro de las manos. Consideré que lo mejor, mientras tanto, era que mirase hacia otro lado, pero al tener su cuerpo tan cerca sólo podía desviar la mirada doblando el cuello de forma muy poco natural. Miss Kenton siguió arrebatándome el libro, levantándome prácticamente un dedo tras otro. Durante todo el proceso, que me pareció larguísimo, conseguí mantener mi postura, y finalmente la oí decir:
-¡Válgame Dios, mister Stevens! Pero si no es un libro nada escandaloso. No es más que una simple historia de amor.
(...)
Nunca he tenido tiempo ni ganas de leer de cabo a rabo una de esas novelas; sé que la trama siempre era absurda, sólo historias pasionales, y de no haber sido por la utilidad que, como ya he dicho, tenían para mí, no habría desperdiciado un solo minuto en estos libros. Debo confesar sin embargo, y no me importa decirlo ni creo que deba avergonzarme, que en ocasiones estas historias me divertían. Quizá en aquella época me empeñaba en no reconocerlo pero, como ya digo, no veo motivo para avergonzarme. ¿Qué hay de malo en que uno se divierta leyendo historias de damas y caballeros que se enamoran y declaran mutuamente sus sentimientos, empleando frases, a veces, de lo más elegantes?

Los restos del día-Kazuo Ishiguro.
 Supongo que cuando una persona empieza a indagar, con la perspectiva que dan los años, qué momentos en el pasado han sido trascendentales, lo normal es que los vea por todas partes. (...) En realidad, ¿qué sentido tiene estar siempre especulando sobre lo que habría pasado si tal situación o tal otra hubiesen terminado de forma diferente? Acabaría uno loco. En cualquier caso, aunque me parece muy bien decir que hubo momentos trascendentales, sólo es posible reconocerlos al considerar el pasado. Evidentemente, cuando ahora pienso en aquellas situaciones, es cierto que me parecen momentos cruciales o únicos en mi vida; sin embargo, mi impresión mientras sucedían no era la misma. Más bien, pensaba que disponía de un número ilimitado de años, meses, y días para resolver las diferencias que enturbiaban mi relación con Miss Kenton, o que aún surgirían ocasiones en que podría remediar las consecuencias de algún que otro malentendido. Lo que sí es verdad es que, en aquella época, nada parecía indicar que a causa de unos incidentes tan insignificantes todas mis ilusiones acabarían frustrándose.

Los restos del día-Kazuo Ishiguro.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Es muy posible, por lo tanto, que mi patrón espere de mí un trato igualmente desenfadado y que, al no verse correspondido, encuentre mi actitud algo indolente. Es una cuestión que, como digo, me preocupa, pero reconozco que no siempre me veo con el suficiente ánimo para seguir sus bromas. (...) Es imposible saber cuándo una persona espera realmente de otra una respuesta jocosa. En cambio, es mucho más fácil cometer el grave error de hacer algún comentario chistoso y descubrir inmediatamente que no era nada apropiado.

Los restos del día-Kazuo Ishiguro.
Pero el cronista está más bien tentado de creer que dando demasiada importancia a las bellas acciones, se tributa un homenaje indirecto y poderoso al mal. Pues se da a entender de ese modo que las bellas acciones sólo tienen tanto valor porque son escasas y que la maldad y la indiferencia son motores mucho más frecuentes en los actos de los hombres. Ésta es una idea que el cronista no comparte. El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien buenos que malos, y a decir verdad, no es ésta la cuestión. 

La peste-Albert Camus.
Las plagas, en efecto, son una cosa común pero es difícil creer en las plagas cuando las ve uno caer sobre su cabeza. Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y, sin embargo, pestes y guerras toman a las gentes siempre desprevenidas. (...) Cuando estalla una guerra las gentes dicen: "Esto no puede durar, es demasiado estúpido". Y sin duda una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que duren.

La peste-Albert Camus.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Se dirá, sin duda, que nada de esto es particular de nuestra ciudad y que, en suma, todos nuestros contemporáneos son así. Sin duda, nada es más natural hoy día que ver a las gentes trabajar de la mañana a la noche y en seguida elegir, entre el café, el juego y la charla, el modo de perder el tiempo que les queda por vivir. Pero hay ciudades y países donde las gentes tienen, de cuando en cuando, la sospecha de que existe otra cosa. En general, esto no hace cambiar sus vidas, pero al menos han tenido la sospecha y eso es su ganancia. Orán, por el contrario, es en apariencia una ciudad sin ninguna sospecha, es decir, una ciudad enteramente moderna. Por lo tanto, no es necesario especificar la manera de amar que se estila. Los hombres y las mujeres o bien se devoran rápidamente en eso que se llama el acto del amor, o bien se crean el compromiso de una larga costumbre a dúo. Entre estos dos extremos no hay término medio. Eso tampoco es original. En Orán, como en otras partes, por falta de tiempo y de reflexión, se ve uno obligado a amar sin darse cuenta.

La peste-Albert Camus.