viernes, 24 de enero de 2014

HERMIA: Buen día, bella Helena, ¿a dónde vas?
HELENA
¿Bella, dices? Retira esa palabra.
Demetrio se prendió de tu belleza.
¡Oh, dichosa belleza! Son tus ojos
las estrellas que le sirven de guía
y le es más musical tu dulce aliento
que al pastor es el canto de la alondra
cuando el trigo está verde todavía
y asoman los capullos del espino.
La enfermedad es contagiosa. ¡Oh!
Ojalá que lo fueran los encantos;
porque si fuera así, antes de irme,
hermosa Hermia, me contagiaría
de los tuyos: mi oído, de tu voz,
mis ojos de tus ojos, y mi boca
de la música dulce de tu boca.
Si el mundo fuera mío, yo daría,
exceptuando a Demetrio, todo el resto
con tal de verme transformada en ti.
Oh, Hermia, enséñame cómo lo miras,
y el arte con que te has enseñoreado
del alma de Demetrio.
HERMIA: Yo lo miro
ceñuda, pero igual me sigue amando.
HELENA: Si tu ceño enseñara a mi sonrisa...
HERMIA: Yo le echo maldiciones; él me ama.
HELENA: ¡Si mis ruegos lograran tal efecto...!
HERMIA:Y cuanto más le odio, más me sigue.
HELENA: Y cuanto más lo quiero, más me odia.

Sueño de una noche de verano-William Shakespeare.

jueves, 23 de enero de 2014

Deus me acompanhe
Deus me ampare
Deus me levante
Deus me dê força

Deus me perdoe por querer
Que Deus me livre e guarde de você.


Reza-Rita Lee.

sábado, 4 de enero de 2014


A veces me mata ver cómo muere la gente.
Cuando Liesel dejó de llorar y se levantó, Rudy le pasó el brazo por el hombro, como sólo lo hace el mejor amigo, y siguieron caminando. No hubo petición de beso ni nada por el estilo. Considéralo adorable, si te apetece.

Pero no me rompas los huevos.

Eso era lo que estaba pensando, aunque no se lo dijo a Liesel. Sólo se lo confesó cerca de cuatro años después.

Por el momento, Rudy y Liesel caminaban por Himmelstrasse bajo la lluvia.

Él era el chalado que se había pintado de negro y había desafiado al mundo.

Ella, la ladrona de libros sin palabras.

Pero créeme, las palabras estaban de camino, y cuando llegaron, Liesel las sujetó entre las manos como si fueran nubes y las escurrió como si estuvieran empapadas de lluvia.
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 Rudy vio a Deutscher pasearse por la acera de Münchenstrasse con unos amigos y sintió la necesidad de arrojarle una piedra. Tal vez te preguntes en qué narices estaba pensando. La respuesta es: seguramente en nada. Lo más probable es que adujera estar ejerciendo su derecho inalienable a ser estúpido. Eso o que sólo de ver a Franz Deutscher le venían unas ganas irrefrenables de machacarlo.

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Rosa jamás le habló a Hans de esos momentos, pero Liesel creía que esas oraciones ayudaron a su padre a sobrevivir al accidente de la LSE en Essen. Y si no fueron de ayuda, tampoco le hicieron daño a nadie.

La ladrona de libros-Markuz Zusak.
Íñigo Montoya: -No pretendo ser curioso, ¿pero no tendréis, por casualidad, seis dedos en vuestra mano derecha? 
Pirata Roberts: -¿Siempre empezáis así una conversación?
(...)
Íñigo Montoya: -Parecéis un hombre decente, lamentaré mataros.
Pirata Roberts:- Vos también lo parecéis, lamentaré morir.
(...)
Pirata Roberts: -¿Por qué sonreís?
Íñigo Montoya: -Porque sé algo que vos no sabéis.
Pirata Roberts: -¿De qué se trata?
Íñigo Montoya: -Que no soy zurdo.
Pirata Roberts: -Sois asombroso.
Íñigo Montoya:-Lógico, después de veinte años...
Pirata Roberts: -Debo confesaros una cosa.
Íñigo Montoya: -Decidme.
Pirata Roberts: -Que tampoco soy zurdo.  

viernes, 3 de enero de 2014

"Through dangers untold and hardships unnumbered I have fought my way here to the castle beyond the Goblin City to take back the child you have stolen, for my will is as strong as yours and my kingdom as great. You have no power over me!"

jueves, 2 de enero de 2014

Después de comer, Hans todavía permaneció sentado a la mesa un rato, en silencio. ¿En verdad era un cobarde como su hijo había asegurado de manera tan descarnada? Así se había considerado a sí mismo en la Primera Guerra Mundial. De hecho, a ello atribuía su supervivencia. Entonces, ¿se es cobarde por sentir miedo? ¿Se es cobarde por alegrarse de seguir vivo?

La ladrona de libros-Markus Zusak.

miércoles, 1 de enero de 2014

Cuerdo o no, Rudy estaba destinado a ser el mejor amigo de Liesel. Todo el mundo sabe que una bola de nieve en la cara es el comienzo perfecto de una amistad duradera.

La ladrona de libros- Markus Zusak.