viernes, 24 de febrero de 2012

En aquella época los ingleses estábamos firmemente convencidos de que era una traición a la patria dudar siquiera de que éramos lo mejor del mundo; de no haber sido así, a pesar de que me impresionaba la inmensidad de la urbe, creo que Londres me habría parecido muy feo, tortuoso y en extremo angosto.


-¿Es esta una ciudad peligrosa?-inquirí, más por decir algo que por verdaderos deseos de informarme.
-Aquí pueden a uno timarlo, robarlo o asesinarlo..., pero lo mismo ocurre en otras ciudades.

Grandes esperanzas-Charles Dickens.