jueves, 11 de mayo de 2017

A lo mejor usted es una de esas personas que nunca hablan consigo mismas. En voz alta, quiero decir. A lo mejor usted piensa que sólo los locos hacen eso. Personalmente, yo considero que es algo saludable. Acompañarse de esa manera: nadie le discute, uno es libre de desvariar, de sacarse de encima un montón de cosas.

Jardines ocultos en Retratos Coloquiales, Música para camaleones-Truman Capote.
-Vamos a suponer que no soy un gilipollas sin un plan. Cuando un avión se estrella, ¿cuál es la aerolínea más seegura para viajar?
-La misma que ha tenido el accidente.
Marv le dedicó una amplia y forzada sonrisa de listillo.
-Ahí lo tienes.

La entrega-Dennis Lehane.
(...) Estúpida esperanza, susurraba a veces en la soledad de su sala de estar. Estúpida, estúpida esperanza.
Sin embargo, la esperanza era parte de él. Discreta, casi siempre desesperanzada. Esperanza desesperada, pensaba a veces, y esbozaba una sonrisa mientras la gente del metro se preguntaba de qué demonios se reía Bob. Bob, el camarero raro y solitario. Un buen tipo con quien se podía contar para que quitara la nieve del camino o invitase una ronda, un tío legal, pero tan tímido que la mitad de las veces ni siquiera oías lo que decía, así que desistías, asentías educadamente con la cabeza y te volvías para hablar con otro.
Bob sabía lo que decían y no podía reprochárselo. Era capaz de verse desde fuera y ver lo mismo que ellos: un don nadie fracasado, incómodo en situaciones sociales y propenso a tics nerviosos como parpadear sin motivo y ladear la cabeza en ángulos extraños cuando pensaba en sus cosas, uno de esos tíos que, por comparación, hacen parecer más listos a los demás fracasados.

La entrega-Dennis Lehane.
Así era el siglo XIX. Siglo de clericales y anticlericales, en que unos y otros luchaban por arrojar a sus adversarios al infierno. En América, en nuestra América al menos, un siglo en que los ateos no dejaban de ser católicos, porque necesitaban el infierno para arrojar a los curas.

América Mágica. Los hombres y los meses-Germán Arciniegas.
En cada plaza se puede escribir una historia de América, y esa historia es la de su gente humilde que sueña en la justicia, y de las entrañas de la justicia saca su patria ideal.

América Mágica. Los hombres y los meses-Germán Arciniegas.
Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.


Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.


Cultivo una rosa blanca.
José Martí.
La magia es el complemento poético, el ingrediente de esperanza que supera la racionalidad del hombre. En todos los grados de la evolución histórica, la razón marca el límite hasta donde puede llegarse en sana lógica. De ahí en adelante hay un vasto campo para las cosas absurdas que permiten internarse dentro de la selva mágica de lo que el hombre proyecta para superarse. Decir que el hombre es un animal racional es quedarse en la mitad del camino. El hombre es racional, y algo más. La levadura de la historia, lo que impulsa al héroe a hazañas que se salen de la estrechez de todo cálculo, el quijotismo, han abierto a los pueblos horizontes que la razón no pudo sospechar. El ideal descabellado de hoy puede ser mañana tan sensato que lo entiendan hasta esos diminutos animales racionales que en la vida cotidiana no se atreven a imaginar, a tomar alas, a querer más. Lo que parece el sueño desorbitado de hoy, mañana entrará en la órbita de las pobres gentes que apenas tienen uso de razón. (...) José Martí adivinó una Cuba libre que no existía, Bolívar una América liberada. Lo que ellos hicieron fue contra toda razón. (...) Es ahí donde está esa magia de la historia, lo mágico de América. Esa audacia de hacer de lo imposible lo posible, que en cierto modo marca nuestro destino tal vez con más visibles muestras que en los otros pueblos. (...) Hemos visto en nuestros días a las muchedumbres inermes marchando contra los ejércitos mejor vestidos de hierro y de rayos, y vencerlos. Una mística para cada jornada, un disparate para cada circunstancia, un recurso imprevisto para vencer la razón de cada día y anticipar la razón de mañana: he aquí nuestro destino. (...) El que hoy tiene menos razón será mañana el que tenga más. Nuevo Mundo, Mundo Mágico. América Mágica.

América Mágica. Los hombres y los meses-Germán Arciniegas.