martes, 1 de mayo de 2012

Lo que principalmente irritaba a Wronsky contra ese personaje era encontrar en él como un reflejo de sí mismo, y ese espejo no era para nada lisonjero. La imagen que veía en él era la de un hombre en buena salud, muy cuidado, muy tonto, encantado de su persona, de un humor igual con sus superiores, sencillo y buen muchacho con sus iguales, fríamente benévolo con sus inferiores, pero conservando siempre en desenfado y los modales de un gentleman.


-Daria Alexandrovna,-dijo él con cólera, mirando ahora de frente el rostro conmovido de Dolly, y sintiendo que la lengua se le movía involuntariamente.-¡Qué no hubiera yo dado por poder dudar aún! ¡Antes la duda era cruel, pero ahora es todavía más cruel! Cuando dudaba, tenía esperanza a pesar de todo. Hoy ya no puedo esperar, y sin embargo, tengo otras dudas; tengo aversión a mi hijo. A veces me pregunto si ese hijo es mío. ¡Soy muy desgraciado!

Anna Karenina- L. Tolstoi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Abuelito dime tú