miércoles, 8 de diciembre de 2010

MAURICIO:-Primero crea que sirve, y luego servirá. Y no piense que hacen falta grandes cosas; ya ha visto que, a veces, basta con un simple ramo de rosas para salvar una vida. Usted, por lo pronto, tiene una sonrisa encantadora.
ISABEL:-Gracias, muy amable.
MAURICIO:-Cuidado, entendámonos: no es una galantería, es una definición. Le estoy hablando como director, y mi deber es convertir esa sonrisa, que no es más que encantadora, en una sonrisa útil.
ISABEL:-¿Cree que una sonrisa puede valer algo?
MAURICIO:-Quién sabe. ¿Ha pasado alguna vez por detrás de la cárcel?
Isabel:-¿Para qué?Es un baldío triste, lleno de hierro viejo y de basura.
MAURICIO:-Pero sobre ese baldío hay una reja, y aferrado a esa reja un hombre siempre solo, sin más que ese paisaje sucio delante de los ojos. Pase usted por allí mañana al mediodía, mire hacia la reja, y sonría. Nada más. Al día siguiente, vuelva a pasar a la misma hora. Y al otro, y al otro...
ISABEL:-No comprendo.
MAURICIO:-La peor angustia de la cárcel es el vacío. que hace inacabable el tiempo. Cuando ese hombre vea que el milagro se repite, hasta las noches le serán más cortas, pensando: "mañana, al mediodía..."(Le tiende la mano)¿Compañeros?
ISABEL(resuelta):-Compañeros.


Los árboles mueren de pie-Alejandro Casona.

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