¡Ah, los días de fiesta! ¿Por qué dejan cierto pesar en el alma? ¿Por qué no podemos desplazarlos en nuestra memoria, aunque sólo sea una semana o dos, para situarlos a una distancia cómoda donde poder contemplarlos, bien con una calmada indiferencia, bien como un agradable recuerdo?
La tienda de antigüedades- Charles Dickens.
martes, 8 de marzo de 2016
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Abuelito dime tú