-¡Ah! Eso dice también la buena gente que viene aquí a verlas-respuso el anciano, sacudiendo la cabeza-. Pero yo opino otra cosa. "Qué bonita costumbre la que se tiene en esta parte del país", me dicen a veces, "la de plantar flores en las tumbas, pero qué triste verlas marchitarse y morir". Yo les pido perdón y les contesto que, tal como yo lo veo, eso es señal de que los vivos son felices. Y que así sea. Es ley natural.
-Tal vez los apenados familiares y amigos aprenden así a mirar al cielo azul de día y a las estrellas de noche y piensan que los muertos están allí y no en las tumbas-afirmó la niña con tono serio.
La tienda de antigüedades- Charles Dickens.
martes, 8 de marzo de 2016
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Abuelito dime tú