-Es como yo-replicó León-; ¿qué mejor cosa, en efecto, que estar por la noche al lado del fuego con un libro, mientras el viento golpea los cristales y arde la lámpara?
-¿Verdad que sí?-dijo ella, fijando en él sus grandes ojos negros bien abiertos.
-No se piensa en nada-proseguía él-, las horas pasan. Uno se pasea inmóvil por países que cree ver; y sus pensamientos, enlazándose a la ficción, se recrea en los detalles o sigue el hilo de las aventuras. Se identifica con los personajes, parece que somos nosotros mismos los que palpitamos bajo sus trajes.
-¡Es verdad!-decía ella-, ¡es verdad!
Madame Bovary-Gustave Flaubert.
domingo, 9 de agosto de 2015
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