(...)¡Ah, Víctor! Si lo falso puede parecerse tanto a lo verdadero, ¿quién puede asegurarse gozar de felicidad real? (...)
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La sublime belleza de aquel paisaje me procuró el mayor consuelo a que podía aspirar. Me sentía elevado por encima de todo sentimiento mezquino, y aunque no podía librarme de mis sufrimientos, me ayudaba a calmarlos y adormecerlos. (...) La contemplación de la magnificencia de la naturaleza siempre ennoblecía mis sentimientos y me permitía olvidar las efímeras preocupaciones de la vida
Frankenstein- Mary W. Shelley.
viernes, 14 de agosto de 2015
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Abuelito dime tú