Lorenzo alborotando de noche en casa ajena, adonde se había introducido furtivamente, y sitiando al dueño en un cuarto, tenía toda la apariencia de un opresor, y sin ambargo, era en realidad el oprimido. Don Abundo sorprendido, puesto en fuga y atemorizado mientras se ocupaba sosegadamente en sus negocios pudiera parecer una víctima; con todo, examinando bien el asunto, él era quien faltaba a su deber. Así van las cosas en este mundo... Quiero decir, así iban en el siglo decimoséptimo.
Los novios- Alessando Manzoni.
lunes, 15 de febrero de 2016
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Abuelito dime tú