Nos entendemos bien. Yo lo dejo ir a su antojo, y él me lleva siempre adonde quiero. (...) Yo trato a Platero cual si fuese un niño. Si el camino se torna fragoso y le pesa un poco, me bajo para aliviarlo. Lo beso, lo engaño, lo hago rabiar... Él comprende bien que lo quiero, y no me guarda rencor. Es tan igual a mí, tan diferente a los demás, que he llegado a creer que sueña mis propios sueños.
Platero y yo-Juan Ramón Jiménez.
martes, 24 de marzo de 2015
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Abuelito dime tú