domingo, 27 de octubre de 2013

PROFESOR: Usted tiene seguramente un gran cariño a sus caballos y a sus perros.
PABLO: Los adoro.
PROFESOR: Naturalmente: porque le son útiles. Pero allá, en el fondo, ¿no tiene a veces la crueldad infantil de torturar a los animales?
PABLO: ¿Torturar a los animales yo? Nunca. Ya ve; a algunos hasta les permito que me hagan preguntas y tomen notas.
(...)
PROFESOR: ¡Silencio, digo! ¿Qué importa un ataque de furia? La furia es una simple descarga de adrenalina.
PABLO (excitándose cada vez más): ¡Maravillosa ciencia! ¿Que un hombre da su vida por algo hermoso..., que levanta una catedral...,que se vuelve loco de amor...? No es nada, señores; una descarga de adrenalina. ¿Con qué se combate la adrenalina, profesor?
PROFESOR: Con insulina, joven. Y si hay peligro, con azúcar.
PABLO: ¡Entonces estamos salvados! ¡Azúcar para los hombres libres y fuertes! ¡Azúcar para las catedrales y los pueblos! ¡El porvenir del mundo es el azúcar!

La tercera palabra- Alejandro Casona.

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