El amigo indulgente, como es justo, sopesará mis defectos y mis cualidades, y si éstas aventajan a aquellos, por poco que sea, se inclinará a mi favor si quiere que yo le ame; y según esta ley, yo le pagaré con la misma moneda. Quien no quiere ofender al amigo con su propia joroba, ha de perdonarle sus verrugas: justo es, si se pide indulgencia por las propias faltas, otorgarla igualmente a los demás.
Horacio- Sátiras, sátira 3 del Libro I.
jueves, 1 de agosto de 2013
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Abuelito dime tú